Si alguien te pudiera proporcionar una llave para el éxito, la felicidad, o para lograr aquello con lo que tanto has soñado, la usarías? La única llave para conseguir lo que se desea está en tí mismo, la gran mayoría desea y anhela el éxito, aunque la minoría quiere hacer el trabajo que los lleve a lograrlo.
Te dejo un cuento corto para que lo analices ………
«Cuenta la historia del pueblo hacendoso y trabajador, que sus habitantes se hallaban entusiasmados porque se iba a realizar un concurso. Entre los participantes se encontraban personas que realizaban diferentes oficios, había un plomero, un carpintero, un electricista, un albañil, un pintor y un jardinero. El premio era “La mano de oro”, una estatuilla de oro con la forma de una mano, que era de gran prestigio entre los moradores de ese pueblo.
El concurso consistía en reparar los desperfectos que había dentro de una casa deshabitada por mucho tiempo y que se encontraba en las afueras del pueblo, la reparación era según el oficio de cada participante. Entre las reglas del concurso figuraba el hecho de que dentro de la casa se había colocado una caja de herramientas vacía, cuyas herramientas habían sido escondidas por toda la casa; los participantes tenían que buscar y encontrar una sola herramienta, y con la primera herramienta que encuentren, con ésta solamente podrían realizar el trabajo correspondiente a su oficio, y luego de terminar su trabajo la colocarían dentro de la caja y saldrían de la casa. Se mediría el tiempo y la habilidad o destreza del participante para usar la herramienta que encontrara.
Empezó el concurso. Todos los participantes ingresaron a la casa y empezaron a buscar las herramientas, el plomero encontró un serrucho, el carpintero una llave inglesa, el electricista un martillo, el albañil un cable de luz, el pintor una tijera para podar plantas y el jardinero una brocha; todos intentaron realizar las reparaciones correspondientes a su oficio, pero, vanos fueron sus esfuerzos ya que las herramientas no correspondían al oficio que realizaban. Uno por uno fue desistiendo, dejaron las herramientas en la caja, bajo llave, tirando la llave lejos de la caja y salieron de la casa desilusionados, declarándose desierto el concurso.
El pueblo estaba descontento, habían preparado una gran fiesta con anticipación para el ganador y como no hubo ninguno, se quedaron sin fiesta. Pasaron los días y el comentario del pueblo era incesante, no era posible que no hubiera un ganador, no se podían quedar sin fiesta. Pero de pronto, algo muy extraño llamó la atención de todos los pobladores, algunos transeúntes que caminaban en las afueras del pueblo, se quedaron intrigados al observar que salía luz de la casa que suponía estaba abandonada, inmediatamente dieron aviso a los principales autoridades del pueblo.
La sorpresa fue grande de todos, cuando se dieron cuenta que había llegado el dueño de la casa, una persona a la cual no se le conocía ningún oficio en especial. Este al llegar a su casa se dio cuenta de los desperfectos, muy preocupado comenzó a revisar todos los rincones de la casa encontrando una llave; comenzó a probarla en todas las puertas de la casa no pudiendo abrir ninguna y grande fue su sorpresa al encontrar una caja de metal que se encontraba bajo llave, en ese instante probo con la llave que había encontrado, abrió la caja la encontró llena de herramientas, con las que muy contento empezó a reparar con mucha facilidad cada uno de los desperfectos, logrando así arreglar toda la casa. Los pobladores, acercándose, tocaron la puerta y cuando el dueño abrió, grande fue su asombro al ver que todo había sido reparado, por lo que acordaron unánimes otorgarle el premio correspondiente y el pueblo por fin pudo realizar una gran fiesta.
Desconozco el Autor.